Chicas y Dinosaurios
¿Qué es eso del rigor científico-histórico? ¡Al diablo con la Paleontología! Los adolescentes querían diversión, no rollos del Cretácico. Conjugar nuevamente el Mito de la Bella y la Bestia. Las Bellas de estas dos cintas (Raquel Welch y Victoria Vetri, respectivamente) eran dos modelos exuberantes, neumáticas, poderosas y rubias, dos chicas de póster central del Playboy, perfectamente maquilladas, como si fueran a dar una vuelta turística por los alrededores, y con los argumentos casi siempre a punto de desbordarse de la parte superior de sus bikinis de diseño sesentero, pero confeccionados en genuina piel prehistórica. Las Bestias, toda una colección de eficaces monstruos de goma antediluvianos, tan grandes como estúpidos y divertidos (cortesía del gran Ray Harryhausen). Triceratops, pterodáctilos, tiranosaurios, ¡hasta cangrejos!
Si estos dos ingredientes fundamentales los aderezamos con escenas playeras, rituales vesánicos con hipnóticos tambores, unos chicos-de-la-película debiluchos y muy por debajo de sus compañeras femeninas, unas cuantas carreras y sustos, un protolenguaje onomatopéyico tronchante, alguna catástrofe natural de magnitud nueve y una puesta en escena decididamente cutre y astrosa obtenemos un resultado final sabroso y picante. Spielberg con decenas de millones de dólares más, con toda la parafernalia digital, con escrupuloso rigor genético consigue un producto de entretenimiento insípido y muy inferior. Y - signo de los tiempos - sus protagonistas son un anciano venerable y algo atorrante, científicos responsable y circunspectos y la única chica va muy tapada y es algo escuálida (la por otra parte apetecible Laura Dern. No olvidemos Corazón Salvaje (1990, David Lynch).
¡Si hasta hay un obeso informático y dos niños repelentes! Definitivamente, no. Ya no hay sexo para todos los públicos. Créanme. Lo que funciona es sexo + dinosaurios.
Akita, nikro.
Caine, Michael
En 1965, Caine había protagonizado la primera cinta de la Trilogía Harry Palmer. En The Ipcress File (Sidney J. Furie, con música del bondiano John Barry) encarnaba a una especie de Bond en clave menor, otro agente secreto del Imperio para luchar contra el comunismo en plena Guerra Fría, una alternativa aún más irónica y cool del MI-5.
Harry Palmer no era un atleta sexual. Era un individuo silencioso, cerebral y concienzudo. Y un gourmet y - a diferencia de Jimmy, que jamás se mancharía las manos en una cocina - un avezado cocinero, que compraba sus materias primas en los supermercados con la dedicación y la escrupulosa minuciosidad del entomólogo.
La Serie siguió con Funeral en Berlín (1967, Guy Hamilton), una confusísima trama, en la que le espectador no sabía quién seguía a quién y por qué. La Trilogía terminó con Billion Dollars Brain (1967, Ken Russell), con un enigmático comienzo en los Azules Mares de Hielo de Escandinavia.
En las tres películas, Caine ofreció una acertadísima y sardónica visión del Super Agente Secreto. Siempre superfrío, dando en todo momento la impresión de que la cosa no va con él. Un agente certero y eficaz, alérgico a los alardes. El gesto impasible, inexpresivo tras esas gafas de montura negra rectangular (que puso de moda y patentó, con el permiso de Peter Sellers). Y esos jerseys de cuello vuelto perfectos. La Trilogía de Harry Palmer fue una opción sólida, austera y descreída, casi intelectual y calvinista (sin héroes, todos son algo villanos y algo tramposos) al Mito Hedonista Bond. Y Caine, con esa mirada lúcida, sabia, atenta, y analítica, fue determinante. Él demostró, con otros modales y tácticas, que en la Década había sitio para otro Superagente Británico.
Cuando el Decenio llegaba a su fin, Caine tuvo que hacer Un trabajo en Italia (1969, Peter Collinson), junto al veterano Noel Coward y el debutante Benny Hill. Caine comanda a un grupo de ladrones de alto nivel que realizan el Audaz y Espectacular Robo Perfecto (otro de los tópicos de la Década). La persecución automovilística final, protagonizada por minis, por todos los rincones imaginables (y algunos inimaginables) de Turín sentó cátedra. Italia e Inglaterra unidas de nuevo. La acción al borde del abismo. No quiero hacer sangre y mencionar el infumable bodrio que supuso su remake (The Italian Job, 2003, F. Gary Gray) y el cebollino (Mark Wahlberg) que encabeza el reparto.
Michael Caine nos ofreció muestras de su gran talento en la Década. Posteriormente, ha probado una y otra vez su versatilidad y amplísima panoplia de registros y matices en la Alta Comedia, la Aventura Arrebatada y Viril, el slapstick, el vodevil de puertas, tetas y camas, el thriller psicológico, la comedia dramática adulta, el duelo de ingenios sádicos y vengativos, la guerra de supervivientes... Controlando la situación, siempre por encima de los acontecimientos. El Gentleman Miope y Cool. El Rubio Caballero del Imperio del Azul Autocontrol.
Marc Moulin - Entertainment
Moulin teje temas que podríamos denominar como groove atmosférico. Tempos medios, junto a otros más bailables, en busca de un electro-jazz moderno para pistas de baile o espacios muy exigentes. Música que requiere electricidad y calma, en el crepúsculo suave tras un día caluroso y fatigador. Relajación con un combinado en la mano.Voces femeninas que ronronean sus tibias estrofas. La cabeza que se mece rítmicamente siguiendo las pautas de lo que ha de definirse como el jazz del futuro presente.
Relato A
Un grupo de amig@s separad@s y/o divorciad@s te ha arrastrado a un tugurio suburbial infecto, lleno de adolescentes, reponedores/as, y amantes del tunning.
Demasiadas tetas apretadas, demasiados músculos de gimmasio, demasiados paquetes abultando en tejidos ultramodernos adquiridos en cualquier franquicia.
Demasiado sudor.
Suena Chayanne a un volumen prohibido por la O.M.S. .
La vida inteligente más próxima está a más de 2.000 kilómetros.
Estás aburrido en la barra terminándote tu cuarto Havanna 7 con limón. Tus amig@s están retorciéndose en la pista de baile, con la vana intención de depredar presas más jóvenes.
No hay esperanza. Tan sólo queda aguardar a que el alcohol que corre por tu fujo sanguíneo empiece a amortiguar y desdibujar el entorno.
Repentinamente, se acerca una morena, de edad indefinida e irrelevante, de algo más de 1,80, mejor rematada que el Guggenheim. El fino vestido apenas contiene los poderosos argumentos de la susodicha vivípara.
Y tú adoras las vivíparas caras y bien rematadas.
Ella no vacila una fracción de segundo. Se pega a ti a tiro de lengua, te quita la copa, y se la bebe de un trago intenso, ansioso y rápido.
Sin solución de continuidad, se aferra fuerte a tu órgano favorito, y ronronea: "el frotar se va a acabar".
Y tú te preguntas, "¿hay algo más perturbador que todo esto?".
La Mer
El ADN volante
No más mobiliario urbano, joder
Así pues, ciudadanos, ciudadanas, compañeros, compañeras, si son tan amables, vayan añadiendo en los comentarios sus términos preferidos de esta neo-lingua.
Misterios del Universo (I)
Expertos informáticos de la Guardia Civil -----> ¿Existen realmente, o son seres mitológicos?
Las (genuinas) patatas bravas -----> ¿Han desaparecido definitivamente como concepto?
Los ministros sin cartera -----> ¿Qué hacen?
Los gatos de los automóviles -----> ¿Los diseña un psicópata despiadado?
La derecha española civilizada -----> ¿Otra abstracción teorica de laboratorio no verificada empíricamente aún?
La izquierda española -----> ¿Sabe andar solita sin sus muletas de lo políticamente correcto?
El idioma español -----> ¿Sobrevivirá a la siguiente generación de telefonía móvil?
Las radiofórmulas -----> ¿Cuándo serán prohibidas por la Convención de Ginebra?
La Iglesia Católica -----> ¿Premio a la Mejor Imagen Corporativa?
El fumbol o furgol -----> ¿Hay vida inteligente?
Los seguidores de OT -----> ¿Una nueva secta satánica?
Los weblogs -----> ¿Masturbarse en público ahora tiene premio?
Los neutrinos -----> ¿Más persistentes que las películas de Almodóvar?
Robert Evans
Un título para los degustadores de-lo-que-se-esconde-tras-las-cortinas de los grandes estudios cinematográficos estadounidenses, desde finales de los 50's del pasado siglo hasta nuestros días.
Más información sobre Evans aquí
Oigo lounge y saco mi revólver
Al princio de todo, estos discos eran simpáticos y pizpiretos. Podrías descubrir placeres ocultos, o un grupo del que perseguir su pista con mayor profundidad. Pero ya no tiene gracia. Los temas se repiten de una a otra compilación, y los programadores de dichos productos ya no saben qué seleccionar para epatar a la (ya encallecida) audiencia. No tardaremos en ver una remezcla soulful house del Torito del sin par Fary...
Si uno de estos días,dando una vuelta por la sección de discos de un establecimiento, me encuentro con el Cafetería del Hospital de la Paz Ambient Lounge Vol. 1 ya no me sorprenderé...
Yost
Y en esta labor tropecé recientemente con uno de los últimos trabajos del norteamericano Kevin Yost, Bongo Madness, un sólido viaje por las sonoridades más calientes del house actual. No es su mejor trabajo, desde luego, pero mantiene un nivel medio bastante aceptable.
Para los que no conozcan todavía a Yost, señalar que es un músico y DJ que mezcla muy sabiamente condimentos jazz, latin & soul con un house ligero, obteniendo resultados bailables, elegantes y refinados. Se pueden escuchar algunos de los temas más conocidos en su web.
Un creador a tener en cuenta
No me llames dolores, llámame lola
Quedan advertidos.
Snobismo operativo
Espero no sufrir un ataque de snobismo y empezar a considerarme un ser superior porque utilizo esta herramienta y no la del tío Gates, como he observado en bastantes usuarios de linux (y en todos los de Mac).
Señoras y señores, hablamos de los sistemas operativos de unos electrodomésticos que valen algo más de 600 euros, no de religiones, sistemas políticos, o física cuántica. No trascendentalicemos de nuevo lo trivial.
La ergonomía al alcance de todos
A mi juicio, mis congéneres degustadores de tamaño invento deberían dedicar única y exclusivamente unos pocos minutos a las características físicas del mando a distancia del susodicho, puesto que es un objeto potencialmente peligroso, que se puede clavar en cualquier parte, más o menos blanda y sensible, cuando el confiado usuario comienza su feliz sueño ante la (ya no tan) pequeña pantalla.