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Las insólitas aventuras del pez

Misión Imposible

Misión Imposible
O como concentrar todo el dramatismo, la tensión y el suspense de La Odisea en cápsulas televisivas de menos de una hora de duración. Las misiones que encargaban a Jim Phelps (Peter Graves) tenían algo de trabajo de Hércules, con el tiempo apremiando y apretando desde el inicio (este mensaje se autodestruirá en cinco segundos).

La Fuerza Misión Imposible era un equipo versátil y multifacético, capaz de llevar a cabo con éxito el plan más complejo y alambicado del Jefe (el citado Phelps). Personalidades y habilidades variadas y complementarias: Rollin Hand, el camaleón que se metamorfoseaba y mutaba en mil y una personalidades gracias a sus disfraces (Martin Landau), el gancho sexual y el don de lenguas de Cinnamon Carter (Barbara Bain), la siempre necesaria fuerza bruta no muy cualificada de Willie Armitage (Peter Lupus), siempre dispuesto a descargar alguna caja enorme, y la tecnología desmontable, miniaturizada y portátil proporcionada por el precursor del bricolaje electrónico (con el permiso de Q, claro) y el hackerismo, Barney Collier (Greg Morris). Éstos eran los Jasón y los Argonautas anticomunistas, siempre en busca del vellocino más-difícil-todavía.

El vértigo hecho estilo. Ni un plano de más, ni un segundo vacío o de transición. Todavía recuerdo con una placentera sensación de angustia como corría el sudor por el rostro de ébano de Greg Morris al desplegar (en menos de lo que usted tardaría en pronunciar hi-fi) el artilugio (predigital) más complejo, con el segundero a punto de llegar a cero. El ritmo frenético, desgajado en acciones paralelas y sincronizadas con la precisión de un reloj atómico.

Como la mayoría de las misiones se desarrollaban en zonas plagadas de dictadores comunistas, o más allá del Telón de Acero, los creadores de la serie inventaron un lenguaje denominado Gellerese, que se leía como el inglés, pero parecía alemán, húngaro, checo o serbocroata en carteles o señales. Algunas perlas: Arivôl Flyt, Dänjer, Fumen Prohib, No Intreten, Zöna Restrik.

Y qué decir del tema musical, inolvidable, mil veces imitado e inimitable (acaso se le acerque el Peter Gunn de Henry Mancini), tan punzante, apremiante y sofisticado como las misiones, compuesto por el gran (y argentino) Lalo Schifrin.

Un Hito Dorado de la televisión sesentera. Sincronicemos nuestros relojes.

1 comentario

IndioCabreao -

ti to ta ta tito tito tito....tarari tarari tito

jejeje saludos pez